miércoles, 25 de mayo de 2011

Adorada niña

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Era esa risa, tan agradable y ligera que le encantaba oír, y de sólo hacerlo, su día cambiaba definitivamente. No hay risa como aquella, tampoco niña como ella; era la luz de sus ojos, la personita por la que daría hasta el último aliento de su vida, era su hija, su pequeña y adorada niña.

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