— ¿Qué te puedo decir realmente? ¿Qué me gustas? ¿Qué te adoro? ¿Qué sin importar lo malo que eres conmigo de todas maneras te sigo amando? ¿Qué aunque no me mires de la manera en que yo quiero, sigo intentando llamar tu atención? ¿Qué no me importa lo mujeriego que puedes llegar a ser, puesto que yo aún guardo mi corazón para ti? ¿Qué pase lo que pase yo voy a estar para ti? ¿Qué quieres realmente que te diga?
Él la miró sin decir nada, las palabras se le habían quedado atoradas en la garganta, imposibilitándolo para hablar o decir cualquier oración con sentido. Ambos se miraban con intensidad, pero ninguno se movía, los dos esperando a la persona que daría el siguiente movimiento.
Ella suspiró, pero no mostró ningún signo de debilidad, o dolor...
— Supongo que sabes que no te odio, pero de todas maneras te encuentro un idiota; un idiota que no es capaz de ver más allá de una cara bonita o un lindo trasero.
Se dio media vuelta para irse de ahí, pero algo le impedía seguir caminando como correspondía. Lo hizo lento, pensando cada paso que daba, esperando con todo su corazón que aquel chico abriera los ojos en ese justo momento y le agarrase el brazo para evitar que se fuera, al igual que en la películas. Pero el momento no llegó, y supo que tampoco llegaría.
Dios!! pero que triste!!! yo esperaba que el chico la tomara del brazo, pero como dice sólo sucede en las películas, la vida real es muy distinta!
ResponderEliminarSiento reconocer que esta situación de decepción se da cada vez más. A veces es culpa de nosotras, por querer ser tan peliculeras.
ResponderEliminarCon todo, me ha gustado mucho^^
Que triste. La verdad que muchas veces nos enamoramos de quien no debemos y nos hace sufrir mucho.
ResponderEliminarUn texto tan bueno como todo los tuyos.
Saludos!!
Que triste, pero suele pasar que la confesion tiene respuesta fria, me encanto :)
ResponderEliminar*Besos