domingo, 29 de mayo de 2011

Sasha


Podía ser de lo más molesta cuando me despertaba por la noche, aunque sabía que no lo hacía por querer fastidiarme, sus ganas de proteger su territorio de alimañas eran más fuertes, y lo entendía; la quería de todas maneras.

Cuando me miraba a través del vidrio mientras estudiaba era de lo más insoportable, no me dejaba leer tranquila, porque sus ojos —tan tiernos y llenos de determinación— me gritaban que quería ir a dar una vuelta, aunque no había ningún indicio de que realmente quisiera salir.

Pero ella siempre estaba ahí de todas maneras, aunque le gritara y regañara; siempre a mí lado, como el más fiel sirviente. Peleara o gritara, ella nunca se alejó. Era mi hombro preferido sobre  el cual llorar (aunque prácticamente no tuviera uno), fue la única con la que no temía llorar al frente, sólo ella lograba consolarme y calmarme, de lo que fuera.

Era mi mejor amiga, la mejor de todas. Porque por más que la alejara, ella llegaba igual; por más que se llevara una que otra pertenencia mía, igual la perdonaba; y por más que no soportaba sus ladridos inesperados que hacían que mi corazón se saliera del pecho, igual la felicitaba por sus esfuerzos de guardiana.

Pero lo que nunca le voy a perdonar es que se haya ido. Que me haya dejado sola, sin quien llorar y lamentarme. Que me haya abandonado era lo único que no le aceptaría, porque no podía, y no quería.

De todas maneras, Sasha, sabes que te amo.

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Esto se lo dedico a mi gran amiga Daniela, que ayer sufrió la pérdida de su perrita Sasha (Q.E.D) y que sé lo que significa eso.

3 comentarios:

  1. ooooins que perrita más mona, la verdad que son adorables (aunque solo me gustan los pequeñitos, tengo miedo a que me muerdan)

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  2. Awww, mi vida, es una entrada tan bonita ♥

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